Advertencia para cualquier lector-reflector humano

La poesía no puede ser tu piedra angular
la poesía no podrá ser siquiera un poco de arena
la poesía quema o destruye la sangre cauta
la corrompida sangre la vuelve tinta
pintando con nuestra vida las hojas en blanco.
Por eso el miedo acecha mi cuerpo,
por eso mi teclado es la espada de Damocles
Así concibo los labios definitivos y rosas
de mis manos, de las caricias como espadas.
Así, brevemente, Reflector Humano
oía como me dictabas un deseo.

Bienvenida/o

denguecortos@hotmail.com

miércoles, 10 de octubre de 2007

"Third base" o enseñanzas de una norteamericana.


Absolutamente derrotada, vencida, deseada, brillante, así te dibujo parte a parte, tu fecundidad.

En este preciso momento ya lo he dicho todo. Entonces si ya lo pronunciado todo todo y las palabras huyeron cadenciosamente por la comisura de mis labios, ¿por qué mi lengua habla sin emitir un soplo caliente del abecedario? (Entendimiento).

Mi visión es tierra mojada que absorbe las emanaciones de noches blancas abrasadoras entre tus pliegues que reconquisto para ti. Percibo en ese momento tu respiración entrecortada, envuelta por el peso del mundo, de un oxígeno que se te niega y que luego vuelve sin avisar a bocanadas convulsas, polizones del encuentro, rebotando más allá del momento se convierten en universales siendo tan íntimas. (Recogimiento).

Sólo te pido que llores pero no quiero tus lágrimas, hazlo sin desparramarte debajo de tus ojos, allí sólo habito yo casualmente y me obligarías a mudarme o desnudarme en lo inexplorado. Lo quiero ahora, ahora no, sí, sí, ahora, siempre. (Desencuentro).

Los dedos profundizan los significados que no puedo darte, los sentimientos que no puedo ofrecerte porque son inexplicables, inmaterialmente posibles. Y son ellos, no yo, nadie, nunca, ningún otro, quienes buscan el tacto superlativo. Aventureros catapultados en tu arqueo, en tu necesario retorcimiento. (Descubrimiento).

Quiero parte por segundo, que te tronches, que te caigas como la hoja sin madre, que pierdas en la inconsciencia, en la oscuridad de unos ojos desubicados, enloquecidos. (Sometimiento).

Nada sobra ni se echa de menos, quizás congelar la sensación de abrirte liberando al mundo en un espasmo que haga insondable aquella felicidad efímera, en el momento que quiero hablar a solas contigo. (Fallecimiento). (¡Me muero, me muero! Lucía y el sexo. Julio Medem)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me gustaba este poema. Que bien que finalmente lo publicaste. Ahora estoy esperando lo del "homerun" hahahah...

Un beso muy grande y un abrazo muy fuerte al mejor escritor de mi vida.
-una norteamericana ;)

Francisco Javier dijo...

Gracias por escribir.
Eres uno de mis pensamientos más alegres Nicole, por eso te echo tanto de menos. Tu sonrisa,... tú eras tu sonrisa Nicole.
En estos días del otoño me pregunto muchas veces por ti, y sólo tengo que recorrer los sitios que frecuentábamos para saber que estás bien. Todo lo que dejaste aquí sigue intocable a la espera de que vuelvas a ser su sombra.

Pásate cuando quieras por este rincón, queridísima amiga Nicole. Tu presencia aunque sea en este espacio para mí es imprescindible.

Besos desde la plaza donde nos tomamos aquellos tés con limón.

Fran.

Laury dijo...

Ya lo leí y casi todo lo entendí.
Eres capaz de estremecer el cuerpo con solo palabras.

muchos besos



lalybun