Han vuelto a mi casa para herirme como una palabra roma, que no atraviesa pero que te contusiona, que llama a mi puerta enmascarando su identidad. Y pese a saber que entra un misterio en mi vida, quizá Maldoror, le he recibido con una sonrisa y le he puesto un papel y un rotulador. Pero ha preferido utilizar todas mis paredes para increparme su abandono y dejarlas por quince mil años más como si se creyera eterno, como si su pensamiento trascendiera todo mi ser.
Sé o imagino, a veces mis creencias me juegan malas pasadas, que mi hijo de la piel muerta le envía en mi busca. Llega una etapa de resistencia, de volver a las catacumbas en las que fui creado y a las que poco a poco les daré color e identidad.
Hoy toca comer esta sopa rancia de letras que se presta a ser querida, esperando que el limón que le echo disimule su putrefacción. He aquí una ilusión que vuelve por pesadillas tratando de coser mi cuerpo tras una autopsia.
Hola a todas, todos y todes.
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