
Las bocas beben erróneamente
agotando los vasos antes que los besos.
Los besos viven en la comisura de los labios fríos
y éstos se precipitan contra el vaso gota a gota.
Las gotas huyen de la muerte y del olvido
de un botellón apocalíptico
creando mártires de bocas vacías.
Mi gota, tus labios, el vaso, el beso,
se asocian una noche en la que beber
no es causa de olvido.
Olvidar el vaso
es ver el beso
siempre medio vacío.