Advertencia para cualquier lector-reflector humano

La poesía no puede ser tu piedra angular
la poesía no podrá ser siquiera un poco de arena
la poesía quema o destruye la sangre cauta
la corrompida sangre la vuelve tinta
pintando con nuestra vida las hojas en blanco.
Por eso el miedo acecha mi cuerpo,
por eso mi teclado es la espada de Damocles
Así concibo los labios definitivos y rosas
de mis manos, de las caricias como espadas.
Así, brevemente, Reflector Humano
oía como me dictabas un deseo.

Bienvenida/o

denguecortos@hotmail.com

lunes, 21 de diciembre de 2009

La sombra de mi sombra

Nuestros claroscuros, nuestras regulares humillaciones, nuestras incómodas desapariciones, nuestros silencios, nuestros alargados egos.

¿Pensáis en algo? Yo no tengo dudas.

He descubierto la inquietante revelación. Así espero aterrorizado a que un día anticiclónico, venga a reclamarme la vida que le he vivido. "Nosotros somos realmente la sombra de nuestra sombra".

Y ahora a toda prisa, escondeos y apagad la luz.

Hay alguien...



Hay alguien que echa el cierre sólo un poco por si vuelven los ladrones de sus sueños.

Hay alguien que sonríe, por todos sus muertos, en el cementerio.

Hay quien dedica unos segundos en dilatar sus pupilas ante quien pasa por su lado.

Hay quien se engancha al brazo una vena partida del suicida.

Hay quien le da al Mundo otro bastón más con el que apoyarse.

Hay quien ocupa su tiempo en desenterrar las sonrisas olvidadas.

Hay quien se rebela eternamente contra la mortaja con la que nos visten al nacer.

Hay quien reivindica... que lo humano debiera de estar de moda.

martes, 1 de diciembre de 2009

Jugando al teléfono entre varios mundos


El cava fue el frío sudor recién descorchado que llegó hasta los pies de la cama. La cama sucumbió hincando la rodilla hasta astillarse. Las astillas se repartieron por la habitación como un accidente de tráfico con la caja de alfileres. Los alfileres sin un rumbo fijo amaron al primer imán que le cantó su oración. La oración sufrió el divorcio del sujeto y el predicado. El predicado engañó al sujeto con un sujeto elíptico. La elipsis omitió cobardemente el por qué. El por qué se suicidó sin respuestas. Las respuestas se tiñeron de blanco, y quedaron de un misterio insoportable.

La tiniebla guió al cuerpo hasta la remota sombra de sus ojos. Los ojos rojos prohibieron el paso a las intenciones. Las intenciones se agotaron gota a gota en una falsa espera. La espera entre sus dedos era cosa de mayores. Los mayores logros de millones de colchones se resumen en obnubilar a masas enteras de soñadores. Los soñadores son de la estirpe del Principito. El Principito ha vuelto a jugar con sus planetas un partido de squash. El squash nació como resultado de golpear rápidamente los pensamientos subversivos.

La subversión... la sub versión... la sub-versión es aquella película donde los subtítulos son sólo mentiras para un mundo, U-no, Gran-de y Li-bre. La cama volvió a ser ese único lugar donde los librepensadores encontraron un refugio, como grandes onanistas, para citarse enfermizamente con la soledad del incomprendido.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Exquisitez extrema


Recojo el pañuelo
que ayer sirvió de confesor
anoto su hora de defunción

Bebo las lágrimas anónimas
que se esparcen a diario
por cualquier calle
en cada época
presentida.

Yo denuncio en el suelo
sus trozos de vida
sus deditos sin madre
sin guantes protectores

¡Siempre pensamiento!
loco disfraz
que engaña lo que se deja
de realidades en las comisuras

La tarde muere
gotas oscuras
de resentimientos plastificados

menos mal que la basura
se baja puntualmente
sin excepción

ni siquiera cuando hoy
al levantar el cubo descubro
...
que creo que te quiero.

viernes, 30 de octubre de 2009

La noche bipolar


Si vives la noche del bipolar encontrarás una razón más para temer por las verdades que se te ocultan.

Si vives la noche del bipolar acabarás sintiendo tu cuerpo y el suyo uniéndose a miles de kilómetros de distancia, sin ti y sin él.

Si vives la noche del bipolar no podrás parar las imágenes que te conforman como un puzzle con las piezas perdidas en algún bolsillo de un niño intemporal.

Si vives la noche del bipolar recordarás que fue feliz contigo y que ciertamente tuvo latidos y sangre al dejarle de considerar fantasía que agolpa tu cama, tu pelo, tu vida.

Si vives la noche del bipolar transmutarás los besos por miradas asépticas color agónico del niño de la piel muerta.

Si vives la noche del bipolar te inocularán con el semen alevoso, el 50% del amor que hoy, mujer terrible y esperanzada, te es negado.

sábado, 24 de octubre de 2009

No utilizarás el nombre del adiós en vano


El fuego cuando se apaga dice adiós. El ojo cuando se cierra dice adiós. La marca cuando desaparece dice adiós. Los sueños cuando se evaporan dicen adiós. La magia, cuando se descubre todo, dice adiós.

Los vasos y la mano tonta cuando se encuentran dicen adiós. Los útiles de escritura para horadar las servilletas, sin latidos en los que apoyarse, dicen adiós. Los libros sin marca páginas se desmemorian y dicen adiós.

Los cafés sin tiempo dicen adiós. El frío bajo las faldas dice adiós. Cuando se desviste una piel la paciencia dice adiós. Cuando se hace el amor lo fútil dice adiós. Cuando se cierra una puerta la oportunidad dice adiós. Cuando se dice adiós se ha de decir adiós.

Las calles bajan tranquilas y los pasos dicen adiós. Los bolsillos carecen de seguridad y las monedas dicen adiós. Los billetes y un cuadro en las retinas del que se despide siempre dicen adiós. Los dolores sin medicar al cabo del tiempo hacen decir adiós. Los árboles cada otoño proponen un expediente de regulación de empleo a sus hojas burocráticas y les dicen adiós.

La vida cuando es andaluza y mortalmente vivida dice siempre adiós.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Moho (Amor sin fronteras)

Hoy he leído la noticia esperanzadora de que un hombre ha muerto ahogado al aguantar la respiración. Sólo porque él lo deseó.

Así, porque yo lo quise, el hacha recorrió mi tronco, tentada por las rugosidades, de pegar una dentellada sobre la médula. Así mi piel se abre como un libro tosco, cosido, dolorido de tanto leerse. Así, mi melena apaña la sangre que nunca lloré. Y es cuando el cráneo da dolor de cabeza a la conciencia. Protegido me desprotejo ante las manchas sociales que ocultaron mi ombligo, donde otros crecieron y murieron anonadados.

El amor es un espejo donde un notario saca a la luz nuestros peores defectos, nuestras deformidades mentales, la brisa, el fin del mundo, la austera soledad. El amor es vivir con uno mismo toda una vida y no llamar a un taxidermista para extirpar lo censurable. El amor no es carnal, sino un milagro de gotas pesadas como una condena sin años pero con días sueltos.

Y cuando escuché que las desnudas oportunidades me reclamaban lúbrico, huí sin tiempo para embutirme en la piel de aquellas bestias abandonadas en el mismo instante en que una de ellas se precipitaba por abismos de la noche entera, cinco minutos antes de ser eterna.

Las manos H U E C A S , a merced de las corrientes que dejan las despedidas, me elevaron al rigor mortis, con la bella sonrisa que mostré aquella vez que arrastraron el piano en Un chien andalou.

Divagué, aún lo hago, al igual que el rodeo que daba a tu casa para verme canalizado por el agua de los pisos superiores, que me limpiaban las tripas mejor que en una matanza.

A los pies de mi propia tumba que se hizo para inmortalizar la estupidez, mis manos descosían la enredadera que yo mismo me encargué de sembrar en los ojos de la mujer que más me quiso. En la lápida leí, "Aquí yace un ser insustancial, necesitado de manos y murallas tan altas como el mejor sexo".

Cuando resucité al tercer día, según la chuleta que me pasaron en el examen oral, en pocos segundos mintieron a mi "Ka" de un modo grosero. La línea recta no era el modo más rápido entre dos deseos. Y cuando "B" vive en un imposible sueño, "A" se pierde y pide que una luz incendie las ruinas del mejor trayecto donde jugar a las distancias y recuerdos indelebles.

Mientras llega la apocalíptica catarsis...¡que me perdone el amor si no supe enmohecerme!

viernes, 14 de agosto de 2009

La (a)puesta

Cuando voceas tus verdades
y se repliegan tus razones
la sangre corre
corre sangre ensangrentada
corre con un pie unido
al marchamo de tus vísceras

Cuando miras tu mundo
y se agotan los recursos
el desierto avanza
inmisericorde por tus manos
resecas de tanto frotar
lo que no han poseído aún

Cuando reciclas tus labios
en otros contenedores
de un bálsamo secular
y se gastan, se gas-tan
se transforma tu poder
la lengua ha sido suicidada

Cuando silencias mi vida
y pierden las palabras
su cercano dolor
vuelve a mí la (a)puesta
vuelve sin retorno
vuelve... a perderse

domingo, 9 de agosto de 2009

La brujita verde del kinder sorpresa a vuelto triste a su huevo


Uno no sabe como afrontar la muerte de personas cercanas. Uno se engaña de que las sonrisas, de que la vida es todo lo que uno tiene. Y siempre viene la muerte para recordarnos la fragilidad del instante vivido, de la fugacidad de todo lo bueno y todo lo malo.

Uno no sabe como afrontar que una persona a la que has conocido, de la que has obtenido sus segundos vitales, ya no exista. Uno no sabe qué hacer cuando se quedan en tus labios "¿cómo está ella?" y ya te enteras de la fatalidad y esas palabras resbalan por tu garganta y te alimentan las lágrimas que emanan casi automáticamente. Se convierte en formol de su timbre de voz, que no, que no se va, que no, sobrevive como la protagonista de la historia que inventamos una sobremesa para poder resistir en un campo abrasado por las llamas, sin comida, y buscando la solución. Realmente yo no sé si la he perdido o es que llegó a la meta antes que nadie.

Uno no sabe como afrontar que la muerte forma parte de la vida, pero que ella sólo es un accidente. Y que si estamos o no estamos no es cuestión de gustos o de sabidurías, de obligaciones o inercias, porque la vida es la única que nos apresura constantemente a las despedidas. Algunas son puntuales y otras definitivas.

Uno afronta, qué remedio, que la vida son algunos días y otras tantas noches, pero a María no se la ha llevado la muerte, en esas edades tan tempranas, no existe la muerte, la muerte todavía no pierde el tiempo en casos tan residuales. A María la que le ha fallado, la que la ha matado ha sido la propia y maravillosa hija de puta, vida.
Te recordaré María, la de la fácil sonrisa.

jueves, 9 de julio de 2009

No me acuerdo 2º (antihomenaje a Joe Brainard)


No me acuerdo de ese verano en el que me descubrió la lectura leyendo signos ilegibles y me atrapó entre sus fauces un libro de Dinosaurios.

No me acuerdo de las 25 pesetas que me daba mi abuela para el cepillo de la Iglesia y que invertía para dar de comer al hambriento...de pipas, yo.

No me acuerdo de la primera vez que pensé que lo que tenía entre las piernas estaba ahí sólo de paso.

No me acuerdo de mi gata que pasó de pasar a mi lado cariñosamente, a mirarme y pasar de mí. Entendí en su desprecio, la fugacidad de la belleza.

No me acuerdo de la vez que mi maestra me pidió que le diera una bofetada a un compañero de clase. a lo que yo me negué enérgicamente. Ni de la mano boomerang que hizo la tabla de multiplicar en mi cara y también en el trasero de mi compañero.

No me acuerdo de una fiesta que hicimos en un bar a puertas cerradas propiedad de un amigo. Comprobamos con claridad que al día siguiente, y ya restablecida la aburrida normalidad, los mayores jugaron muy en serio a aquellos pedos psicológicos infantiles.

No me acuerdo de haberme subido a un caballo que por esa fecha medía más de un campanario de altura, blanco, con las crines desgastadas por el aguardiente derramado, galop(e)ado por un tío que tuve y que luego nunca más vi.

No me acuerdo de las noches en vela pensando que por mi culpa el payaso de juguete de mi madre se había quedado mudo por mi mucho jugar y el poco dormir, como Don Quijote.

No me acuerdo de dormir encogido, en posición fetal-fatal porque a los pies de mi cama todas las noches creía escuchar como se abría un oscuro abismo succionador.

No me acuerdo del pequeño postigo de la hoja de mi ventana que emanaba una resina naranja y que un día sin que mis padres se percataran, descolgué e incrusté toda la tarde en una maceta por si aún estaba a tiempo de saber de qué árbol procedía.

No me acuerdo de jugar al fútbol y de las niñas que se desvivían por animarnos y que luego tras el partido y vuelta al anonimato de la masa, me metieron unos cuantos goles a mi fugaz ego desinflado.

No me acuerdo de las veces en la que desenfocaba la visión y creía que era el mismo superpoder de Supermán para ver a través de las paredes y que si no veía nada, era porque mi madre me dijo que "las paredes y muros de mi casa estaban hechas de adobe de más de un metro de espesor". Anulados todos los poderes y asumido que mi pueblo estaba a merced de los malos de las películas, me escondí derrotado.

No me acuerdo cuando mi abuelo amenazó con la Guardia Civil a un ciclista accidentado que casi nos atropella por negligencia nuestra en plena carretera, y al que vi correr seguidamente con la bicicleta a cuestas, ensangrentado, hecho un eccehomo, toda el camino abajo. La justicia al revés, absurda, superviviente, divertida e injusta de todos los abuelos para sus nietos.

No me acuerdo de jugar a alquimista con las colonias de mi padre y los productos de la limpieza que a priori eran inalcanzables ("No dejar al alcance de los niños") para inventar una poción que convirtiera a las negras y rojas hormigas de mi patio, en un poderoso ejército que invadiera la tela de una araña que me tenía aterrorizado y a la que sólo veía un par de patitas en el agujero.
No me acuerdo si lo conseguí. Los vapores del mejunje hicieron un gran trabajo amnésico.

NO ME ACUERDO DE ES(T)OS RECUERDOS QUE NO OLVIDÉ.

viernes, 3 de julio de 2009

A Silverio siendo Adela resucitada.


Y Bernarda Alba murió en una cama de hospital entubada por todas las hijas a las que enterró en vida o en muerte. Algunos valientes se acercaron a celebrar su recuperada libertad, otros sólo callaban cómo les había enseñado la hija de puta de la historia, de las pequeñas cabronadas de las pequeñas historias, familiares, pueblerinas, con olor a campo sin domesticar.

Yo me alegré de su muerte, a qué negarlo. Sólo reprocho a los que tuvieron poder, tiempo e influencia para que este final hubiera aparecido en las obras-vidas de García Lorca, siempre vivo, siempre y eternamente vivo, dolorosamente exiliado en una fosa como su Granada, como su Albaicín, en las cuevas perdidas, en las otras Granadas de la Guerra Civil.

Me alegro que algunos conserven las marcas de los azotes. Hay formas de enseñar el mundo, hay formas de enseñar los cuerpos y los pudores, hay formas de pintar señales rojas de "stop" para cada uno de los vergajos que prentenden seguir llegando.

Si llega por ese mismo camino, Pepe el Romano, acordad de hacerle llegar en un mensaje que vuestra nueva dirección se encuentra lejos de aquella "habitación blanquísima del interior de la casa de Bernarda. Muros gruesos. Puertas en arco con cortinas de yute rematadas con madroños y volantes. Sillas de anea. Cuadros con paisajes inverosímiles de ninfas o reyes de leyenda. Es verano. Un gran silencio umbroso se extiende por la escena. Al levantarse el telón está la escena sola. Se oyen doblar las campanas."

Siempre Silverio, encima de los autoritarismos y cárceles del ser humano.

martes, 30 de junio de 2009

Funciones con quemaduras de 3er grado




X4+2X³ Variable insomnio

-8x²-18X-9= de vida

x^4 + 2x³+x² Variable cantidad

- 9x²-18x-9= de sueños

Constante temor x²·(x²+2x+1)-

de días 9·(x²+2x+1)=

Constante amor (x²-9)·(x²+2x+1)=

entero (x-3)·(x+3)·(x+1)²


martes, 23 de junio de 2009

No me acuerdo 1º (antihomenaje a Joe Brainard)



No me acuerdo cuando me ayudaste a crearme.

No me acuerdo cuando decidí nacer.

No me acuerdo cuando me miré a tu espejo por primera vez.

No me acuerdo de las damas y las torres desparramadas por todo el cuarto de baño y nosotros huyendo del jaque-mate.

No me acuerdo de la espuma en un hotel de Madrid.

No me acuerdo del color de tus uñas despellejadas y despellejadoras.

No me acuerdo de la vez que te dije algo y me quisiste besar.

No me acuerdo de tu olor a nenuco maduro y que tanto me excitaba.

No me acuerdo de la tele que nunca encendimos cuando estuvimos juntos.

No me acuerdo de las calores en tu pueblo.

No me acuerdo de deambular perdido por el parque haciendo reportajes fotográficos con tu nombre.

No me acuerdo de trabajar en algo que servía para estar juntos.

No me acuerdo de las ojeras de las noches en que nos amábamos telefónicamente.

No me acuerdo de las manos que vinieron de entre la noche hasta mi espalda.

No me acuerdo de tus postres al vino.

No me acuerdo cuando empecé a odiar los kilómetros y las carreteras que no conocí, y mucho más cuando así lo hice.

No me acuerdo cuando me dormía atado a tu ausencia.

No me acuerdo cuando vimos a nuestros besos intemporales escapar hasta la cesta de mimbre de aquel ciclista que repartía flores en Atocha.

No me acuerdo del sabor de un cubata ni de una ahogadilla en la piscina.

No me acuerdo que hacías magia con tus manos no creyentes.

No me acuerdo del pestillo no echado de la puerta de la habitación entreabierta y de la que salías convertida en incienso.

No me acuerdo de los billetes rotos.

No me acuerdo la primera vez que me dijiste que ya no me querías.

No me acuerdo del instinto animal que saqué a pasear con cuerda y bolsa para los excrementos.

No me acuerdo de tu bolígrafo apuntando mi dirección en una servilleta y que luego sigilosamente depositaste en el contenedor azul.

No me acuerdo de la poesía penosa que te compuse, que se descompuso en versos libres, libres de compromiso.

No me acuerdo cuando me dibujaste desnudo utilizando tu dedo índice en la pared, repasando mi espectro fosilizado allí para siempre.

No me acuerdo de las personas escandalizadas porque tú y yo nos mirábamos hasta desaparecernos debajo de nuestras ropas.

No me acuerdo del cuadrilátero aquel donde recuperábamos de noche las sombras que dejábamos descansar durante el día.

No me acuerdo haberme arrodillado y pedirte que tus cinco dedos sustituyeran a los míos.

No me acuerdo si típicamente llovía y hacía un día nefasto, el día que típicamente te despedías y me dejabas en un estado entre nefasto y con ganas de más.

No me acuerdo de las danzas del aquelarre que organizábamos en tu habitación.

No me acuerdo cruzar Despeñaperros y que algo me arrancara la lengua y los brazos quedando como ahora, lisiado sentimentalmente por Andalucía.

No me acuerdo de la triste verdad de un libro en blanco.

No me acuerdo de los libros a los que raptábamos por unas horas sus almas.

No me acuerdo cuando te vi desnuda de pudores.

No me acuerdo de si los lunares de tu cuerpo eran 87.

No me acuerdo si mis jadeos eran porque hacerte el amor era de una desesperación brutal.

No me acuerdo de las cartas que recibí de ti, diciendo que te acordabas de mí sólo si ponía la carta debajo de una vela. Tus mensajes únicos y encriptados, al alimón.

No me acuerdo de esparcir las semillas de los árboles con cada patada al suelo cuando jugaba ese día un partido fastidioso de fútbol sombra.

No me acuerdo de no oír a 4 millones de personas que pasaron por mi lado.

No me acuerdo que el día que salí corriendo a buscarte, me llamaste desde la línea de salida diciendo que esa era la meta. Y perdiendo gané.

No me acuerdo de que hablaba y hablaba buscando la única manera deliciosa que tenías de callarme.

No me acuerdo de la necesidad de saber que estabas ahí.

No me acuerdo de las veces que rompiendo a llorar, quebré mi inocencia.

No me acuerdo que al ver la película "Caótica Ana" pensara en sus rastas como enredaderas de mi vida.

No me acuerdo que siguieras el curso de tu impulso para sobrevivirte en tu mundo, de lunas, baobabs, calmas y tormentas de gotas diluviales.

NO ME ACUERDO DE ES(T)OS RECUERDOS QUE NO OLVIDÉ.

lunes, 15 de junio de 2009

La verdad axiomática corrompida por la duda

EL
A
B

O O
V D
E A
D

C
U

E O
R P

DE


E

C O S

E

I
N
D
I
G
E
S
T
I
Ó
N

P O É T I C A

El perro andalú


El perro andalú tiene mala follá.

El perro andalú te olisquea antes de mearte.

El perro andalú no te lo encuentras, te localiza si le sale de los cojones.

El perro andalú se vuelve calle o casa encalá todos los veranos.

El perro andalú se apareó o no, con un señor de Extremadura.

El perro andalú le jode que le encasillen.

El perro andalú me acaba de morder una mano, la mano demócrata.

E l p e r r o a n d a l ú m e i n o c u l a l a e n f e r m e d a d d e l p a s o t i s m o.


Él y sólo él para que pueda perdonarme todos los caminos y los rastros-rostros perdidos.

domingo, 17 de mayo de 2009

Mi sueño de madera



Arrancado de una madre sin Dios, Pinocho, ese niño árbol, acabó perdido, ensimismado, contando las anillas de su tronco.

Me pregunto yo, que he creído cien veces en aquello de que "todo el mundo tiene lo que se merece", por qué he creído como la fe ciega que se tiene a un padre cuando no se puede contrastar la respuesta. También he creído siempre que si floto, que si a veces me caigo como una hoja huérfana, que si mis pensamientos son huecos y mi sangre resbala como resina por todo mi cuerpo, es porque disfruté inconscientemente de un pasado de madera, de un hermanamiento con Pinocho, cuya nariz prominente me ha atravesado, insuflándome esos dolores o latidos de humanidad, que todo el mundo alguna vez deseó merecer.

miércoles, 22 de abril de 2009

El paraguas anual


Las piedras empapadas de las calles de Córdoba toman un aspecto lúbrico. El ruido de los pasos de los que vuelven a la cama están difuminados por los servicios de limpieza. En un banco dos individuos se enzarzan en profundas discusiones de borrachos. Dos barrenderos se sientan a esperar qué ocurrirá ese mismo día por la tarde. La ciudad entra en el duermevela.

Secuencia 1. Plaza. Ext/noche.

Suenan las 5 de la mañana en el reloj de la muñeca de uno de los barrenderos.

Barrendero 1
Parese que loh tíoh esoh san preparao.

Barrendero 2
Vamoh. Oye, ¿tú tah fijao si pa ehta tarde han convocao a loh vesinoh del barrio en er puente romano?

Barrendero 1
Quisáh. Ehpero que traigan ehponjhas sufisienteh.

Barrendero 2
Ehpero que también traigan ehcalerah. La noche ehtá bahtante serrá.

Secuencia 2. Plaza. Ext/noche.

Suenan algunas voces y un ruido estremecedor retumba la calle abajo. Acaba de adelantarse lo que esperaban mucho más tarde.

Barrendero 1
Viá dehá los tiestoh aquí y me voy pa´llá. Veremoh a vé si aguanta.

Barrendero 2
Te acompaño. La mardita noche ehta, ehtá hasiendo jartible la peoná.

Se encaminan, como todo el barrio del casco antiguo de Córdoba a las proximidades de la mezquita y un poco más abajo llegan al Arco del Triunfo. Afrontan el puente romano. Todos de nuevo callan. Se oye de nuevo el estrépito y el dique que han formado con sacos terreros a lo largo de la avenida que rodea el Gualdalquivir, cede. Cede violentamente.

Secuencia 3. Puente. Ext/noche.

Barrendero 1
Como cada año. Frota fuerte compare que no quede ni una.

Un sonido seco de raspadura se confunde con los gritos de los vecinos.

Barrendero 2
Loh locoh ehto noh la han jugao. A véh si llega ahí con la ehcalera esa. No dejhe ni una siquiera.

Después de varias acometidas por restituir los cimientos del convencionalismo, los vecinos, ya extenuados, vierten sus cubos, sus esponjas y sus escaleras a las calles de Córdoba. La tinta secular del río los ha convertido, como cada año, en cadáveres exquisitos esos días en que la marea llevó a la palabra más allá de las fronteras del folio en blanco.

Fondo negro. Poesías esperan impacientemente la linea 3. Puerta del Puente, Mártires, etc.

TELÓN

lunes, 20 de abril de 2009

Vendetta contra Roger Wolfe que se rindió al realismo


RUIDOS

Te sobrevienes a mi cuerpo, frágil nota de polvo carnal, a plazos. Asustando mis pelillos enroscados bajo la almohada. Allí donde la noche es eterna, sombra de sexos consumiéndonos privadamente. Los roces, el sonido angustioso de las horas exiliadas, nos precipitan a nuestras manos, hojarasca a 37, 38 grados.

Todo en la noche, no lo olvido, sólo en la nuestra, es delicado y donde un premio es un beso extraviado, yo intervengo como el cenicero que contiene los restos de impulsos fagocitados por el fuego fatuo en el que me he convertido.


EL CLICHÉ

Contradicción del instante pasado que ha sido capturado por tus ojos en 35 milímetros y del que no tengo resguardo para ilusionarme con el viejo poema del fotógrafo "se guardan todos los clichés".


LA PULPA

Encontré bajo la mesa el rastro de mi vida exprimida, el zumo sanguinolento y debí, ahora que descanso profundamente, darme cuenta de ésto cuando la licuadora se hundía en mi razón ayudada por mi mano traidora, compinche hija de puta, que apretaba la cuchilla contra mi pulpa. Mi sabor de muerto en vida envasado en un tetrabrick sin fecha de caducidad.


LA EXPLICACIÓN

La explicación sin idiomas, sin medios miedos, sin fundamentos fue una locura la noche que te conocí y te vi casi de inmediato, tendida. Balbuceando tu nombre, exhalando tu última bocanada me preguntaste por qué estabas muriendo. Por afinidad y porque mis palabras fueron insuficientes imaginé un disparo en mi sien y así deposité mi respuesta al lado de la tuya.


EL LETARGO

Crisálida perezosa y caduca, envuelve tus restos de primitiva oruga. Entre 10 centímetros de tierra húmeda, bulbo cordobés, creces buscando el centro de tu ombligo viendo el mundo defenestrarse por tu útero. El mejor camino para las huidas de las maquinaciones dolorosas.

Hedonista del colchón, despiertas a horas impronunciables. Abres los ojos y viene a ti la carne que colgaste en el último invierno en una oquedad de tu insustancial cuerpo brillante, faro de todos los dedos que avanzan a buscarte.

Desvíos



I


Me voy a concebir

a mi mismo,

como un demonio.


Voy a eyacular

sobre las almas cándidas

repartiendo la simiente destructiva

de mi impotencia,

el fruto prohibido.


II


Vísperas urticantes

del cambio de marcha

intoxicaciones de amor

perdido ando

o vuelo o me arrastro

como el hálito del olvido


Mis ojos inacabados

y en la espalda

habitaciones abiertas

por mil latigazos.


Mastico la tierra

que nunca poseo

recordando la saliva

transmutada


Debajo de un puente

infinito tal vez

ahí donde empezó la vida

a raudales se terminó


Tristes ojos bifurcados

ante una nariz

irrespirable

miércoles, 25 de marzo de 2009

La gota que provoca al caer en un estanque una sonrisa-onda infinita


Vuelven las medias

y las enteras sonrisas


Vuelve la literatura

en su íntima expresión


Vuelven las hojas viajeras

de mis árboles de otoño


Vuelve el oscuro vientre

que dolía sin alimento


Vuelven las palabras

de hostal, vagabundas


Vuelve la garganta lúbrica

que tragó rayos y centellas


Vuelven las tazas de té

y la mezcolanza del ritual árabe


Vuelve una parte inextinguible

que fue sepultada en vida

con sólo dos pétalos de rosa.

martes, 17 de febrero de 2009

El Tragaluz


La ausencia del candil que robaste esa misma mañana de la pared derecha, allá donde tu padre lo clavó cuando te diste cuenta un día que a los 19 años poco se entiende de paredes y de sombras impuestas, impregnó la pared de la humedad propia de los ojos de tus mayores cuando te despidieron para ir por recambios para la bicicleta.

Recordaste el día que tu madre apareció sin más en uno de aquellos pisos buscando el oxígeno que tú la quitabas y que no estaba sola. La puerta de tu habitación de la pensión que frecuentabas para ejercer la prostitución tenía una mirilla donde veías a eso de las tres y media de la tarde a tu madre mirando aquel tragaluz que había para subir a ajustar la antena de la comunidad.

Tu madre salió de casa cuando fue a comprarte la bicicleta que te prometió hacía ya diez años y tu padre buscó el amparo ahogándose en una botella descorchada de un champán rancio que luego abandonó por un pozo a las afueras del pueblo.

Vivía tu madre debajo de aquella amarillenta imprecación solar que la proveía de una cierta dignidad. Tu madre dormitaba cuando salías al pasillo a buscar clientes y si se desvelaba andabas a saltitos hasta la oscuridad de la esquina.

Un día tu madre apareció con un pequeño pañuelo ocultando lo que hacía debajo de las faldas, supuestamente agujereada. Tu madre se masturbaba mirando el tragaluz y escuchándote como follabas con todos los señores que cordialmente la saludaban antes de partir a tus labios. Aquel día, posiblemente el tercero desde que te diste cuenta de aquella horrible casualidad, mientras tu madre echaba su cabezada como de costumbre sentada en la silla de enea en ese lúbrico pasillo, hiciste un ademán de agarrarla del cuello pero en vez de eso debiste morir en tu habitación no hace muchos días. Tu madre llevaba en esa fecha aproximadamente dos días muerta.

Dejaron la silla colocada en la pared debajo de aquel chorro caliente de luz y yo me senté. Supe la verdad, tu madre había huido mentalmente por enésima vez, ahora por el tragaluz dichoso, jodiéndote de veras, sin haber dicho ni mu, dejando su cuerpo como la censura que nos corta la vida a tijeretazos, la muy... Luego, ante la incomodidad de saberme desprotegido, bajé al portal a colocar un cartel que decía que ya no se recibían visitas en el 3º B.

jueves, 29 de enero de 2009

El Sub-mundo


Pienso constantemente, mujer, en mis hijos de las pieles muertas (que no hijos plastificados) que de vez en cuando lanzo por los úteros gigantescos o redes de alcantarillado de esta ciudad eternamente falta de vida.

A veces pienso en su viaje, y preveo que en algún punto trágico, confluirán con los tuyos, también al 50%.

Esa concepción espontánea me dolerá justo en el bolígrafo o en el teclado, y que tú ese día has de sentir también una ausencia visceral.

Pienso en la soledad, en el desamparo absoluto en la que vendrán, poblado como debe de estar de intentos de felicidad efímera, de mi placer doloroso o de tu dolor triste.

Es tremendo intuir la posibilidad que siguiendo el rastro de sus hermanos muertos puedan encontrarnos y exigirnos desesperadamente sólo un beso de buenas noches.

Espero que lo hagan y huyamos los pre-padres fracasados. Que nos recluyan en la matriz de donde escapamos victoriosos de la guerra fratricida que es la concepción, y sólo podamos escapar cuando el desahogo de nuestros padres nos precipiten a la espiral que sobreviene al tirar de la cadena los once litros de agua hipnóticos que nos acompañan.

viernes, 23 de enero de 2009

Chequeos o reminicencias. "Desamor"

Como si se tratara de un enfermo nos preguntamos por las grandes preocupaciones que inciden en nuestra vida. A veces nos vamos de ésta, llenos de heridas. Como un chequeo médico necesitamos saber cuantas dolencias tenemos que han de quedar resueltas. No han de doler (aunque algunas veces sí lo hagan) sabemos que existen y que nunca son superadas. Es buena señal, eso significa que somos humanos, que nos duele la ausencia de personas queridas en este camino mortal. Lo jodido es que los malos recuerdos que una vez diluyeron los buenos, al final sólo recordamos los mejores. Que le vamos a hacer, somo así de imbéciles o masoquistas. Sirvan estas frases (en otra ocasión será otro tema), como un ejemplo práctico de la búsqueda de la belleza en el desamor.
Lector@ si te da por intentar escribir sobre tus grandes temas, hazlo de repente, oblígate, ponte en el lugar de otros, llora, desespérate, pero sobre todo escribe. Sí, ya sabes que me refiero a ti.

Sombras como un sombrero que pierde la cabeza, son las que me buscan las casualidades dolorosas, despacio, muy despacio.

Vidas llenas de superficial alegría como un fuego sin llamas ni calor, y que solo es porque creemos que existe.

Espejos sin forma que no encajan en ninguna casa son las personas que se precipitan en tus ojos, dolientes de tanto observar la nada.

Laberintos encerrados entre paréntesis son los problemas sin resolver, exponenciales, que aderezan la operación de un triste amargor desesperado.

Peines sin púas para mis manos que tantas veces se hundieron entre tus enredados pensamientos.

Cama sin arrugas para nuestras pieles retorcidas en campos de batallas ajenas al imperio de las sábanas y noches lúbricas.

Las monedas de tus bolsillos caen por tus muslos y llama la atención de los cuervos que te invitan a un café y tú cedes a cuidarles sus brillantes nidos en el confín del mundo del mundo sin fin.

Tu belleza universal, proscrita, la busco entre desperdicios de pasos interminables, indescriptibles e imposibles de seguir en una sola vida.

Los días me dejan inconsciente y cuando despierto sólo noches y sólo solo de nuevo estoy.

Quiero menos que las pipas hijas de puta que cayeron del manzano y decidieron joder jodiéndose, al no enterrarse en vida, ni tener descendencia ni perpetuidad.

Los árboles que nos vieron alejarnos se hicieron los locos para no incluir en sus anillos el hollín de nuestros cuerpos volátiles, desilusionados, que fueron digeridos por la tierra y sus circunstancias.

Mi vida se despieza como un muro de gotas congeladas, adosadas a ti con calefacción corporal a treinta y seis grados y medio.

Me he reservado un hilo de voz y una semilla de lo que fuimos, por si agarrara algo en mi garganta baldía de nombres.

jueves, 22 de enero de 2009

Rectángulo


En estos días de frío cuando me voy al trabajo y echo las mantas en el lugar exacto donde antes depositaba mi cuerpo placenteramente, tengo la esperanza hasta media mañana de pensar que dejo la cama caliente por si regreso. Por si por alguna razón que maquino durante unas horas me permitiera regresar al lugar de paz y homenaje a mi mismo que más echo de menos durante los primeros momentos de la mañana.


Si la cama es una trampa y si en la cama suceden las cosas más humanas de la Humanidad, entonces esa es mi casa, sin duda. Yo que me acabo por acostumbrar al peligro y a las extrañas, que sepan todas que fueron bienvenidas en este rincón de mi Reforma Agraria que arranqué con saña al señorito Morfeo.


Torpemente recobro el conocimiento, torpemente hago las cosas que se me imponen, cuerpo moribundo, en esas horas impronunciables. He de confesar algo: "Mi cama me lleva a la felicidad instantánea". Es mejor que cualquier droga y tan potente como la que más. No hay que olvidar que al igual que los años nos acercan inexorablemente a la tierra sepulcral, las horas nos engatusan cansándonos con desproporción para cualquier intento de razonamiento o actividad extraescolar y podamos no dormir (demasiado). Esas horas, digo, nos conducen al rectángulo abismal, donde la individualidad se da el homenaje más provechoso todas las noches o días de nuestra vida. Buenas noches y buena suerte.

jueves, 15 de enero de 2009

Génesis de la falacia


Antes de Cristo, la Trinidad la conformaban dos: Dios y Espíritu Santo.

Dios mediante su apéndice "Espíritu Santo" embarazó a la "Virgen" María para tener a Jesús. Entonces fueron tres, la Trinidad.

Si la Trinidad es una sola cosa indivisible, lo que se llama "Misterio de la Trinidad" es decir, si Dios, Jesús y Espíritu Santo son la misma cosa. Si Jesús es Dios. Si Dios embarazó a la Virgen María. Si la Virgen María es la madre de Dios. Entonces...

...Dios se ha follado a su madre para poder nacer.

Si hay dos dioses como Dios padre y su hijo, otro dios en la tierra, el niño Dios, siendo una religión monoteísta, cómo se justifica esta duplicidad de deidades coexistiendo en la misma época.

Si María tuvo a Dios y Dios creó el universo, en qué año se hizo, ¿en el año 0? Qué eran los romanos, hispanos, etc, ¿moléculas? ¿Es éste el verdadero Génesis?

Si Jesús en el Calvario, dijo aquello de "Perdónalos Padre porque no saben lo que hacen" si sólo existía una sola persona, en ese momento con quién hablaba, ¿con su conciencia? ¿Jesús, pues, sufría trastorno bipolar?

(Otro día seguiré con estas reflexiones, porque son infinitas)

Pero ...¡no sería más fáci admitir que José se tiró a María y dejarnos de polleces! 1ºEstaban casados. 2º No tenían que ir a la iglesia los domingos. Y 3º, no había métodos anticonceptivos. Y ya está.

miércoles, 7 de enero de 2009

La infertilidad capicúa

En el país de las barbaridades los niños despluman pájaros al no haber margaritas. Me quie-re; no me quie-re. Los fruteros de las calles rezuman soledad de piezas, ennegrecidas las suyas, toda música es musa buscada. Hay ojos como losetas fijas que observan aterrorizadas cada uno de mis pesados pasos.

Así, como el buscador de fianzas sube la crisis con las botas llenas de billetes, se desplaza mi mente en espiral al punto de partida. Cuanto más marcho más vengo. Es la cruz de este círculo concéntrico. Aspiraba hace unos años a devolver la mirada al abismo, y él me observó, tal y como lo predijo Nietzsche. Me ha llamado dos veces a lo largo de los últimos días, uno por un suicidio colectivo de gafas de ver demasiado, y la otra ocasión me la tiene jurada para más adelante.

La niña de la piel muerta, vino a mí la primera vez completamente necesitada de la cordura fatídica, amenazante, de su hermano espectral. Apenas la contemplé deseé su vuelta a la vida, ya era demasiado tarde, estaba a punto de cerrar mis ojos. Suplicó, lloró, me mordió y dormí profundamente.

La batalla de los perros sin collar ya había pasado y yo estaba regado con la sangre de mi propia ideología. Muchos muertos llevo desde hace tiempo cabalgando sobre mis venas. Muchos rasgan su fosa para salir por mis ojos y otros tantos se depositan a mis pies camino de su casa. Yo quiero ayudarles a confeccionar sus recuerdos, entre tanta piedra y cal lacerantes.

Aquella pasta uniforme de voces que son mudas hasta donde llega mi criterio salvaron miles de best seller. Yo aposté por el que flotaba entre lágrimas y perdí. Pérdidas cicatrizadas son las muestras de obstinación de mis padres tratándome de decir que quizás alguna vez pueda ser yo. Yo odio la frase de ser alguien en la vida. Me ningunea. Y quizás no sea quien yo quisiera pero si me construyo o deconstruyo es asunto mío.

De las primeras barbaridades, hijo adoptivo de esta ciudad, fue creerme que el pasto cuando se quema es porque alguien deseó su destino, que cuando crece es porque alguien riega sus esperanzas o que cuando estalla es porque nadie acude en su ayuda cuando más falta le hizo que le cortaran su fertilidad.

Otras barbaridades, fueron concebir, fruto de la masturbación, la fecundación del tiempo. Mis niños de las pieles muertas son ubicuos. Luego todos vinieron a devorarme. Son insaciables, el amor lo pagan con la desmedida de besos fríos que dan.

Cuando mis ojos son lo único que aún respetaron estas bestias de mundos insanos, cuando aún pude ver qué puerta era la que abrían mis errores, apareció el castigo en espiral con dos sonrisas aviesas. La figura repetida de aquel caballero asqueado, somnoliento, de mi silueta sin contenido, atravesaba años atrás y luego años adelante la única misión que me fue encomendada, engendrar, engendrarme todas las veces.