Advertencia para cualquier lector-reflector humano

La poesía no puede ser tu piedra angular
la poesía no podrá ser siquiera un poco de arena
la poesía quema o destruye la sangre cauta
la corrompida sangre la vuelve tinta
pintando con nuestra vida las hojas en blanco.
Por eso el miedo acecha mi cuerpo,
por eso mi teclado es la espada de Damocles
Así concibo los labios definitivos y rosas
de mis manos, de las caricias como espadas.
Así, brevemente, Reflector Humano
oía como me dictabas un deseo.

Bienvenida/o

denguecortos@hotmail.com

miércoles, 30 de enero de 2008

Manifiesto para la mortaja de una ciudad crisálida

Las disecciones profundas sumen al cadáver en un profundo hastío. Pero las grandes enfermedades se han erradicado siempre a dentelladas precisas. Así renacerá un pálpito y luego otro, hasta completar la figura de los hilos de acero, de los latidos casuales o rumores que hacen de las calles la sangre petrificada.

Las primeras impresiones para el caminante sin raíces que se detiene después de haber seguido la estela desaparecida de la tierra, son de dureza, de impenetrabilidad, corazas de los ensimismados que aún no han saboreado el derrumbe. Y así cualquier dogma del meteco o extranjero cae aquí y se somete a una serie de axiomas “Ciudad del Quijote” “Ciudad joven”, “Ciudad abierta” fagocitados por todas las gargantas de todos los colores posibles.

El eterno fin, el inmarcesible frío que penetra entre la no proximidad de los cerebros que debieran estar dándose calor canicular, los arreglos de la máscara ojival que oculta y derrite a sus gentes, son pilares de una boca abierta a la que le cuesta conciliar los sueños y las vigilias. Así se reúnen aquí los deseos, con la incertidumbre de no saber cuántos días han podido capturar a través de los ojos entreabiertos de la constante revolución cultural dormida.

Caminantes, lectores, ¡matad prejuicios! Es posible que esta ciudad se haya convertido, a duras penas, en La barca de Deucalión, como el mítico personaje griego que sobrevivió al diluvio decretado por los dioses gracias a la barca que construyó y en la que pudo mantenerse a flote sobre las aguas. El poeta Ángel Crespo (Ciudad Real 1926-Barcelona 1995) y tantos otros poetas postistas, supieron inocular esa semilla.

Habremos de sentenciar que el cuerpo, esta fachada, deberá llegar a su fin. Morirá en esta intervención para las 12 heridas, y al que pronto habremos de amortajar su pestilencia cadavérica, preparándolo para los microseres locos, oscuros, geniales, que han de constituir un nuevo ente inmaculado.

EL MANIFIESTO

  1. La ciudad crisálida perdida se sustenta sin referencias. Construyéndose con distracciones y una desorientación interminable con olor a azul.
  2. Las pintadas o manifestaciones del minutero loco serán la Biblia de los grupúsculos receptores-emisores del odio visceral.
  3. No habrá aceras, ni posibilidad. Así las manos se entrelazarán y se buscarán los rincones y esquinas hermanas, follando entre sí para hacerlas rectas, en un incesto final.
  4. Si la música se hizo para obnubilar a la masa y crear un ejército de sordos felices, aquí habrá un silencio que corrompa las dos piedras centenarias. La que reside en la lengua conservadora y la de la pila donde beben los muertos, una vez llamados funámbulos de las artes.
  5. La juventud embotellada en dos copas institucionales mal colocadas se ahogan en sus propias y ajenas carencias de futuro por lo que se propone descorchar el tapón, beber sólo lo útil, tirar la botella contra la pared del consistorio y contribuir a la decadencia común.
  6. La reunión de más de dos personas pensantes se considerará infracción a la vista de tan pocos como exigen este derecho. Por lo que los autobuses vendrán sin conductor y para una sola plaza. Una autarquía manchega unipersonal que parece regresar de igual modo que las gotas de agua. Así se obtendrá la desesperación y con ella el nihilismo positivo.
  7. Las iglesias, centros eróticos por antonomasia, serán clausurados por inmorales.
  8. Los escritos en papel habrán de desaparecer por no contribuir a la sostenibilidad medioambiental, siendo las tablillas cuneiformes sumerias el nuevo soporte a utilizar. Simple purificación la del baño con barro. Éste limpia a los cerdos.
  9. La poesía suburbial secuestrará el aire y emitirá gemidos propios de los sacrificios de antaño. Y en la Plaza Mayor, donde se esperan muertes más que resurrecciones, más que el valor mismo de una vida, se podrá desear la evaporación de los cuerpos eclipsados por un hipotético amor a la verdad. La verdad de lo que mascullan durante una hora a solas Cervantes, Quijote y Sancho dentro del carrillón.
  10. Se creará un triunvirato para gobernar el mundo de los sueños o pesadillas entre el cuerpo sostenido por la maravillosa e inquietante Nada de Villaseñor, los carteles republicanos de Miguel Prieto y un anuncio pequeñísimo pisado cientos de veces (pero que se ve a la legua porque tiene todos los colores del espectro velando su muerte) que está a punto de ser absorbido por la alcantarilla.
  11. El Arte como manifestación espontánea renacerá cuando detrás de un simple "hola, ¿qué tal?" se escuche una marabunta de respuestas que han de quedar incompletas para no apaciguar la curiosidad del por qué, destiñéndose los árboles, animando a los ocho dragones bicéfalos o hidra a devorar al cura encerrado en el mp3, bajando las campanas hasta las gargantas de los innombrables, clavando los consoladores de las monjas en los cuadros de los artistas desconocidos, empalándolos con saña y cierto desdén académico, destrozando los cristales en un grito que ericen los pelos y estos se oculten en nuestra propia sombra, haciéndose un silencio agónico, impaciente, hasta que detrás del recuerdo de una hoja de té sin madre se oiga un hilo de voz: "Perdone, se equivoca de persona" Catapún. Error empirista categórico. Y luego, afortunadamente, la corriente universal e insondable haya variado.
  12. Si los viajes se hicieron para no aburrir demasiado al proyecto de conformismo humano, se declara oficialmente inaugurada la estación por la que vendrá la belleza convulsa, las fuentes de los orgasmos y sus gloriosas contradicciones dalinianas.

Doce puntos como homenaje a las manecillas que no se echan de menos en "El Corredor" de Manuel López-Villaseñor.

viernes, 18 de enero de 2008

Denguefrases IV

Estimados reflectores humanos, dejo a vuestra disposición la cuarta lista de denguefrases, por si queréis dejar algún comentario. Las Denguefrases, las podíamos definir como: "Aquellas imágenes automáticas o reflexivas, tanto realistas como superrealistas, concordes o contradictorias, sobre las relaciones posibles e imposibles de los significados entre sí de las palabras. Al abarcar infinitas combinaciones, se produce un híbrido o metáfora paradójica, hiperbólica, como resultado del despliegue de niveles o planos del lenguaje.Obsérvense las influencias de las Greguerías de Ramón Gómez de la Serna y la aplicación del método paranoico-crítico daliniano."

LISTADO DE DENGUEFRASES

Los folios en blanco no siempre admitieron una violación a su virginidad.


Las sonrisas nocturnas son el mayor trampantojo de una ciudad.


La venta de humanos. Sí, la venta de humanos comienza con un poco de maquillaje.


Los paseos son la manera de desgastarse la altura a uno mismo.


La columna vertebral es una barra de striptease a la que invitamos a agarrarse a todo el mundo.


"¿No-os-da-pa-vor-sa-ber-que-en-al-gún-mo-men-to-un-fa-mi-liar-o-un-mé-di-co-me-mi-ra-rá-pa-ra-a-no-tar-la-ho-ra-de-vues-tra-muer-te?" gritó rítmicamente el segundero de hospital.

El segundero: "Me mirais y sólo véis el presente cuando os envío conciencienzudamente a cada "tac" a vuestro número 12 particular. Mi triunfo es que os he hipnotizado para siempre"

miércoles, 16 de enero de 2008

La improvisación

En la ciudad que aún no conozco y que por lo tanto no sé si hay suelo o sombras, voy a sustentarme en una cama gigante con olor a fresas. Así, porque sí, y punto.

Si me acuesto y las sábanas se han acortado por la absorción de los cuerpos, descoseré mi cuero inundando las habitaciones y edificios colindantes, si hay suerte, más allá de tres noches.

Si cruzo mis piernas esperando que se posen en mí todas las alegrías, y éstas llegan tarde o simplemente me dan plantón, improvisaré un payaso con ese árbol que se troncha y que tanto hacen reír a cada uno de mis millones de cabellos (fiuuuuu, fiuuuu).

Si espero en la estación y el tren no sale y miro de nuevo el andén y no hay ni vías, ni traviesas, ni guardagujas, rearmaré con mi mirada y mis dedos un trazado a veces humano, a veces de agua mineral, finísima e impaciente rabia de todos los ojos, tuyos tuyos y tuyos míos, que sí, que son ya míos.

Si veo un cuadro a través de tus labios (no creo que salga de allí en mucho tiempo) y me pierdo entre una mortaja de un cuerpo suspendido mientras Nadja marca el tiempo, a través de un pasillo abandonado al instante que se presenta, entonces saltaré como un resorte a destapar los cuerpos putrefactos o hermosos que mis gafas exactísimas vienen repartiendo con equidad toda una vida.

Si después de donar una existencia hasta el final en una camioneta rotulada con un "Donar es regalar vida", y me doy cuenta que he transformado dos vidas al fin y al cabo, improvisaré un escenario sin telón, unas gotas que alimentaran el sueño y acabaran con nuestras vidas para luego volver a diluirnos o emplazarnos a estar agarrados fugaz o eternamente a las fresas planchadas mientras cíclicamente se repite mi sonrisa, tuya.

miércoles, 9 de enero de 2008

Tuyo

En una fila de railes, vuelves, vuelvo, vuelven
acabando de llegar los que traen las pausas
lo que traen las esperas improrrogables
las espadas como labios de Aleixandre.

En unas manos que fueron miles
desconocidas todas todas
paseando en la ciudad ruidosa
vacía
acabaron perdidos
mojados antes que la fuente
u ojos de despedida prematura.

Los rótulos de las calles son etiquetas
que se descuelgan al paso de dos
luego de cuatro pasos o de uno sólo.

Y así pegaron los besos
sin más nexo que su deseo.

Y con un metrobús
se recorrieron los cuerpos
crepúsculo de ojos
noche oscura
sábanas
y cantares de vela.

No hay sueños
cuando el sueño
descansa a cinco centímetros
y no duerme, se amolda.

Detrás de los cuadros
del museo
acordaron tácitamente
la sencillez.

Ahogaron un café
y lo ahogaron con frío
Mentira, que es mentira.
Se acabó ruborizando
el hielo fundido.

Y vieron la pequeñez
aumentada
y lo desierto
que está todo
y el ruido tan tonto
que estrepitosamente cae
por las calles
escondidas
en el té con limón.

martes, 1 de enero de 2008

En la oficina de la calle del Adiós

Se abre la oficina a las 12 de la noche y nadie coge un turno. Nadie coge un papel que demuestre que se está antes que el anterior. A veces rezuma un fastidio que se oculta con un saludo, ¡Felices Fiestas! -¿No iba antes que usted? -No, créame que yo llegué antes.

Si hay una fecha donde se guardan largas colas es precisamente ahora. Si quieres lotería. Colas. Si quieres regalos. Colas. Si quieres ver una exposición. Colas más que durante todo el año. Si quieres volver a casa. Colas. Comprar el Roscón. Colas. Dar un beso. Colas y colas en la calle antes de volver a los labios de donde nunca se ha salir en estos días.

-¿Perdone? Es aquí para... -Sí, póngase al final. Y otro que se va a quedar helado en la espera. Ahora que guardo esta fila recuerdo las veces que la he guardado. Hay un señor que pasa lista y tachas las ausencias. -Si, yo. -¿Este año no llevas ya tres veces?-Espero no molestarle en lo que queda de este. -No se preocupe, no es molestia, sólo hablo en voz alta. -Debería guardarse los datos maldito... -¿Me decía? -Nada, sólo que me sale muy bien imitarle.

Son las 2 de la mañana y después de tres copas y un par de niñas vomitando, me encuentro cerca de la puerta de la oficina. Respiro aceleradamente. Cojo un cepillo y me empiezo a quitar los recuerdos casposos y el olor de mi ropa que me recuerda a esa persona que veo por la calle subida a los labios de otro. Hoy he olvidado mi DNI e intento recordar quién soy y las veces que me he sentido ser yo. Me explico. Hay momentos en que uno...Puff...que petardada. Fumo el último idem que me queda. Ahora recuerdo aquello de la fumata blanca, sería en una convención de médicos disecadores del DNI. Los pensamientos que se pretenden dejar son siempre unos ocupas peligrosos, por eso espero que este humo de un escrito que tenía para tal ocasión haga las veces de adormidera de su agresividad y dependencia.

Son las 4 de la mañana y la masa se dispersa por lo que acabo de entrar en el edificio sin más problemas. -Su nombre, por favor. -Pues, creo que X.- ¿Algo que declarar antes de la expedición de la tarjeta? -Bueno, simplemente que lo intenté. Bueno, ponga usted el modelo de respuesta que tengan para estas ocasiones. -Bien, aquí tiene. -¿Ya? -Si, claro. -Bueno pues espero no verla en mucho tiempo. -Igualmente y Feliz Año.

Pasé una hora aproximadamente deambulando por los exteriores de aquella oficina, pensando si dentro de ese sobre que se me dio estaba algún consuelo o un cheque en blanco que me hiciera pensar de nuevo en la maravillosa Nada.

Al cabo de 5789 pasos y haber visto el mismo sobre en la misma mano que tenía el mismo reloj y el mismo perfume agarrado de las mismas personas que una vez me petrificaron, pensé en abrirlo. Lo sujeté ligeramente poniéndolo a trasluz de la farola que alumbraba toda la Calle del Adiós y vi una pequeña sombra. Lo abrí con la misma mano que había estado toda la noche a la intemperie jugando a ser la espada de Damocles de los baldosines. Un péndulo de carne que proyectaba la sombra ante aquellos edificios sombríos.

Lo abrí, y se cayó encima del zapato un papel, donde aquella administrativa insulsa a la que conocía de oída por conocidos y a su vez por padres, hijos y espíritus santos, grabó con sangre: "SENTIMENTALMENTE EN PARO".