
En una fila de railes, vuelves, vuelvo, vuelven
acabando de llegar los que traen las pausaslo que traen las esperas improrrogables
las espadas como labios de Aleixandre.
En unas manos que fueron miles
desconocidas todas todas
paseando en la ciudad ruidosa
vacía
acabaron perdidos
mojados antes que la fuente
u ojos de despedida prematura.
Los rótulos de las calles son etiquetas
que se descuelgan al paso de dos
luego de cuatro pasos o de uno sólo.
Y así pegaron los besos
sin más nexo que su deseo.
Y con un metrobús
se recorrieron los cuerpos
crepúsculo de ojos
noche oscura
sábanas
y cantares de vela.
No hay sueños
cuando el sueño
descansa a cinco centímetros
y no duerme, se amolda.
Detrás de los cuadros
del museo
acordaron tácitamente
la sencillez.
Ahogaron un café
y lo ahogaron con frío
Mentira, que es mentira.
Se acabó ruborizando
el hielo fundido.
Y vieron la pequeñez
aumentada
y lo desierto
que está todo
y el ruido tan tonto
que estrepitosamente cae
por las calles
escondidas
en el té con limón.
4 comentarios:
ufffffffffffffffffffffffff
lo haces tan visible que casi casi lo siento de nuevo
Gracias por tu comentario, desde luego no todo el mundo puede llegar a sentir exactamente eso.
Me alegro que lo compartas y muchas gracias por pasarte por aquí.
Un beso.
Me parece precioso...
Gracias por quererlo compartir conmigo de manera silenciosa...
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