Advertencia para cualquier lector-reflector humano

La poesía no puede ser tu piedra angular
la poesía no podrá ser siquiera un poco de arena
la poesía quema o destruye la sangre cauta
la corrompida sangre la vuelve tinta
pintando con nuestra vida las hojas en blanco.
Por eso el miedo acecha mi cuerpo,
por eso mi teclado es la espada de Damocles
Así concibo los labios definitivos y rosas
de mis manos, de las caricias como espadas.
Así, brevemente, Reflector Humano
oía como me dictabas un deseo.

Bienvenida/o

denguecortos@hotmail.com

viernes, 23 de enero de 2009

Chequeos o reminicencias. "Desamor"

Como si se tratara de un enfermo nos preguntamos por las grandes preocupaciones que inciden en nuestra vida. A veces nos vamos de ésta, llenos de heridas. Como un chequeo médico necesitamos saber cuantas dolencias tenemos que han de quedar resueltas. No han de doler (aunque algunas veces sí lo hagan) sabemos que existen y que nunca son superadas. Es buena señal, eso significa que somos humanos, que nos duele la ausencia de personas queridas en este camino mortal. Lo jodido es que los malos recuerdos que una vez diluyeron los buenos, al final sólo recordamos los mejores. Que le vamos a hacer, somo así de imbéciles o masoquistas. Sirvan estas frases (en otra ocasión será otro tema), como un ejemplo práctico de la búsqueda de la belleza en el desamor.
Lector@ si te da por intentar escribir sobre tus grandes temas, hazlo de repente, oblígate, ponte en el lugar de otros, llora, desespérate, pero sobre todo escribe. Sí, ya sabes que me refiero a ti.

Sombras como un sombrero que pierde la cabeza, son las que me buscan las casualidades dolorosas, despacio, muy despacio.

Vidas llenas de superficial alegría como un fuego sin llamas ni calor, y que solo es porque creemos que existe.

Espejos sin forma que no encajan en ninguna casa son las personas que se precipitan en tus ojos, dolientes de tanto observar la nada.

Laberintos encerrados entre paréntesis son los problemas sin resolver, exponenciales, que aderezan la operación de un triste amargor desesperado.

Peines sin púas para mis manos que tantas veces se hundieron entre tus enredados pensamientos.

Cama sin arrugas para nuestras pieles retorcidas en campos de batallas ajenas al imperio de las sábanas y noches lúbricas.

Las monedas de tus bolsillos caen por tus muslos y llama la atención de los cuervos que te invitan a un café y tú cedes a cuidarles sus brillantes nidos en el confín del mundo del mundo sin fin.

Tu belleza universal, proscrita, la busco entre desperdicios de pasos interminables, indescriptibles e imposibles de seguir en una sola vida.

Los días me dejan inconsciente y cuando despierto sólo noches y sólo solo de nuevo estoy.

Quiero menos que las pipas hijas de puta que cayeron del manzano y decidieron joder jodiéndose, al no enterrarse en vida, ni tener descendencia ni perpetuidad.

Los árboles que nos vieron alejarnos se hicieron los locos para no incluir en sus anillos el hollín de nuestros cuerpos volátiles, desilusionados, que fueron digeridos por la tierra y sus circunstancias.

Mi vida se despieza como un muro de gotas congeladas, adosadas a ti con calefacción corporal a treinta y seis grados y medio.

Me he reservado un hilo de voz y una semilla de lo que fuimos, por si agarrara algo en mi garganta baldía de nombres.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La suerte, a destiempo, es el colmo de la mala suerte...