
Resulta que aquella vez el final del cuento se quedó sin la hoja última. Allí quedaron los personajes al borde del precipicio del folio A-4. Abismo y libertad de un libro que hace libre pero que encierra a los personajes que adoran un terruño que es mera fantasía. Y tú tuviste la insensibilidad de recogerlo de aquel desorden, una vez llamado mi cuarto, y cerrarlo con tu cara imperturbable, como una pared virgen.
Notamos una presión, -se plegaba el mundo- y como protestaba aquello que debía protestar cuando un corte limpio apareció en nuestros pulgares.
Una gota, otra y luego la tercera que se depositó en el lomo, edición cartoné, del libro que aquella tarde, como un impuesto revolucionario, nos demandó pintarle, humanizarle un punto y final.
1 comentario:
Hay libros que, sencillamente deciden no tener final, ser eternos incompletos o tan completísimos que no necesitan morir en una página... hay libros como vidas, que se unen a otros para continuar su viaje, para seguir sorprendiéndonos cada día...
los hay incluso que te dejan decidir TU final (elige tu aventura)...
hay libros, hay vidas
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